Por Eduardo Grinspon.
INTRODUCCION:
El concepto de “lo alucinatorio” fue descripto a partir de la metapsicología individual dentro del complejo perceptivo alucinatorio por Cesar Botella[1], refiriendo al trabajo de figurabilidad y luego retomado por R Roussillon en el movimiento perceptivo alucinatorio como base del retorno posible de lo clivado aún no subjetivado, un trabajo del resto dado en la transferencia por retorno Ambos refieren al mecanismo por el cual toda experiencia vivida de un modo traumático, un matiz agudizado en las soluciones narcisistas de supervivencia psíquica, ha dejado sus huellas o trazas, marcas cuantitativas que de algún modo y en algún momento van a retornar en búsqueda del objeto otro sujeto necesario para acceder al matiz cualitativo de la representación “de alguien y para alguien”.
¿Cómo pensar esos restos enunciados como trazas perceptivas?
Retomando la mención de Freud y replanteado por Lacan, “Wo es war, soll ich werden “Donde Ello estaba Yo debo advenir” , R Roussillon a partir de « lo que esta en resto …» lo reformula del siguiente modo « là où était le Ça le sujet (le Ich, le sujet, le Moi, le Moi-sujet) doit advenir », « donde el Ello estaba el sujeto (el Ich, el Yo, el Yo sujeto) debe advenir. Es decir los contenidos del Ello deben integrarse en la subjetividad, deben ser apropiados “en / por” esta. Aquello que está en resto en la vida psíquica, aquello que resta bajo una forma « Ello » es decir sin sujeto ni objeto debe devenir Ich, debe devenir Yo (Moi) considerado como instancia de la subjetividad. Que « Ello » sea agradable u origen de displacer, que Ello sea traumático o no, « ELLO » debe integrarse en la subjetividad, debe devenir sujeto. Y Ello acosa (amenaza) la organización psíquica en cuanto no esté integrado. Amenaza la organización psíquica que lo tiene « fuera de síntesis », que lo tiene fuera del sujeto, pues para integrarlo.
Es necesario deconstruir todo o parte de la organización que lo tiene excluido, y esta deconstruccion ataca esta organización, la destruye al menos en parte[2].
En su referencia al movimiento perceptivo alucinatorio, este parte de la huellas perceptivas, marcas cuantitativas y presubjetivas, hacia una apertura alucinatoria en búsqueda del objeto otro sujeto “más allá de su presencia”. Este movimiento perceptivo alucinatorio está en la base de la transferencia por retorno[3] que nos implica frente al retorno posible de estas huellas y nos abre la posibilidad de “encuentro co-alucinatorio” necesario para la co-generatividad asociativa. Al mismo tiempo es necesario delinear los mecanismos defensivos puestas en juego para evitar el retorno de estas marcas y como acceder a la meta clínica planreada por R Roussillon “es necesario deconstruir todo o parte de la organización que lo tiene excluido, y esta deconstruccion ataca esta organización, la destruye al menos en parte”
Nuestra propuesta: ¿Cómo utilizamos el concepto e instrumento clínico de la “transferencia por retorno” en las situaciones transferenciales difíciles que nos implican y posicionan frente a estos retornos posibles en nuestra especifidad del psicoanálisis de familia y pareja? Al pensar en los mecanismos pluripsiquicos y plurinarcisistas dados en TPFP, las defensas no pueden ser pensadas del mismo modo en el que son descriptas en la psicología individual. En nuestra especificidad nos encontramos con un equilibrio inter-defensivo[4] que muchas veces garantiza que estas huellas no retornen. Pero, al ser este equilibrio por definición dinámico y en permanente readecuación, ¿cómo imaginamos aquellos momentos en la sesión en los que a partir de nuestros registros subjetivos singulares (malestar, registros somáticos, confusión u otros a describir), detectamos un momento fugaz de vacilación de este equilibrio que se torna signo para nosotros? ¿De qué modo nuestra posición y presencia implicativa dentro de esta escena jugada entre dos subjetividades singulares, (la nuestra y la de un miembro de la familia o pareja) resistiendo la tensión deglutiente y centrípeta incestual, nos lleva a una intervención que posibilite el acceso a la subjetivación de este resto y sus derivaciones? Esto a su vez es expresión de la vacilación en la rigidez defensiva trans-subjetiva fusional y habitualmente relanza el proceso inter-subjetivo dando lugar a la posibilidad de subjetivación del sufrimiento singular. Relanzamiento en el que habitualmente nos encontramos con lo aun indecible o innombrable, situaciones de secretos, abusos narcisistas, imposturas etc, quedando de nuestro lado y dentro del neogrupo[5] que nos implica, pensar como acompañamos a la pareja o grupo familiar en el trabajo de subjetivación posible de estos matices del sufrimiento, sin atentar contra la continuidad narcisista identitaria necesaria.
Proponemos explorar procesos recorridos en nuestra clínica, que nos permita pensar juntos tanto estos interrogantes como abrir nuevos.
NOTAS
[1] C y S Botella, Huella perceptiva en su diferencia con la huella mnémica
[2] R Roussillon, « là où était le Ça le sujet (le Ich, le sujet, le Moi, le Moi-sujet) doit advenir », autrement dit les contenus du Ça doivent s’intégrer dans la subjectivité, doivent être appropriés dans/par celle-ci. Ce qui est en reste dans la vie psychique, ce qui reste sous une forme « Ça », c’est-à-dire sans sujet ni objet, doit devenir Ich, doit devenir Moi considéré comme instance de la subjectivité. Que « Ça » soit agréable ou source de déplaisir, que « Ça » soit traumatique ou pas, « Ça » doit s’intégrer dans la subjectivité, doit « devenir sujet ». Et « Ça » harcèle l’organisation psychique tant qu’il n’est pas intégré, il menace l’organisation psychique qui le tient « hors synthèse », qui le tient hors sujet, car pour l’intégrer, il faut déconstruire tout ou partie de l’organisation qui le tient exclu, et cette déconstruction attaque cette organisation, la détruit au moins en partie.
[3] R Roussillon,
[4] E Grinspon,
[5] E Granjon,