El modo en el que R Roussillon re-visita ciertos conceptos (luego desplegados), nos permitió pensar nuestra posición clínica frente a ciertos escollos clínicos, entre los cuales enunciamos el estancamiento del proceso analítico de parejas y familias en las que prima la articulación de soluciones narcisistas frente al singular sufrimiento narcisista identitario. Este último refiere tanto a las fallas en la constitución de un narcisismo trófico, como a sus consecuencias en el núcleo identitario posible.
Esta especificidad clínica implica no perder de vista que como analistas, nos encontramos “subjetivamente implicados” ante estrategias de sobrevida psíquica[1], las que refieren al singular modo de haber sobrevivido psíquicamente a las fallas en el modo de presencia del objeto (otro sujeto) y la terceridad necesaria. Es decir de algún modo se logró resistir y acceder a una “solución narcisista” sostenedora del sentimiento de sí y del núcleo identitario posible. Éstas operan para cada uno como su marca identitaria, a la que enunciamos, como “su apellido otro”[2].Es decir los agentes de estas soluciones, tienen una singularidad subjetiva producto del modo de haber resistido frente a su necesario llegar a ser alguien para alguien. Fue el haber sobrevivido a los climas abusivos (por exceso o por defecto) y sin salida, lo que forjó el sentimiento de sí y su núcleo identitario. Es importante el modo en el que desde “nuestra subjetividad transferencial”, recibimos este matiz identitario, para llegar a co-producir un nombre posible que lo represente dentro de nuestro trabajo de subjetivación historizante, por ejemplo “la testigo permanente”, “la que no”, “el loco” o “la loca” etc. Esta co-construcción inscribe este “apellido otro” en nuestro espacio intersubjetivo transferencial y abre la opción que podamos ser testigos del destino que tiene este tipo de intervención.
Pensar en este tipo de estrategia de sobrevida psíquica[3], con una lógica diferente a aquella de la vida psíquica[4], nos permitió dar matices al concepto de perversión narcisista y acercarnos a la solución perversiva narcisista y sus derivaciones patógenas dentro del “siempre presente” espacio relacional. Esto nos posibilitó dar sentido y figurabilidad, a las escenas en las que se articula tanto:
1 El sufrimiento que el agente perversivo narcisista[5] inflige de un modo compulsivo a “un otro no otro”, quien posicionado tanto como víctima o cómplice es agente de una solución sacrificial autoabusiva antinarcisista[6], como al:
2 sufrimiento “desesperanzado-desesperado” que subyace en el agente perversivo.
Este neo-concepto de solución perversiva narcisista surge a partir de la articulación del concepto de “solución narcisista” en el que R Roussillon refiere al “esfuerzo y posibilidad del psiquismo, de ligar los restos de experiencias de dolor que retornan compulsivamente “evitando el encuentro con la necesidad del objeto” (“referencia al objeto otro sujeto”) con el de perversión narcisista de PC Racamier, quien la enuncia como “la manera organizada de defenderse de todo dolor y contradicción interna expulsándolos en otro”. También R Roussillon, enuncia la posibilidad de pervertir las funciones de autoconservación,para asegurarse la descarga de lo que no puede integrarse y significarse, (es decir “ser significativo para alguien”), en la propia economía pulsional. Este espectro clínico nos enfrenta con la necesidad de definir:
- ¿a qué nos referimos el enunciar la dimensión de restos de las experiencias de dolor? Nos referimos a huellas perceptivas presubjetivas, una dimensión cuantitativa en su camino al acceso a ser el sufrimiento de alguien, en su dimensión cualitativa.
- ¿a qué tipo de retorno referimos lo compulsivo?, Nos referimos tanto al retorno de lo clivado “en la intersubjetividad familiar” y “de la subjetividad de algún hijo”, como al retorno de “lo aun no subjetivado”.
- Al enunciar la “necesidad del objeto,” tenemos que precisar ¿necesidad de quién? ¿de un Yo? ¿de qué tipo de yo? del Yo sujeto de la pulsión o del yo objeto del investimiento pulsional?
- Y al referir a objeto ¿objeto de la pulsión en su dimensión intercambiable”, u “objeto para el yo en su dimensión narcisista”?
- ¿A qué movimiento de descarga y a qué tipo de contradicción interna nos referimos?, necesidad de descargar ¿de quién? y ¿en quién? Estos movimientos expulsivos dejan restos ¿en quién? ¿un resto para quién?
- El destino de estos restos nos llevó a conceptualizar acerca del “trabajo del resto en circuitos mensajeros intrafamiliares[7]”
- Finalmente ¿a qué economía pulsional referimos? En pareja y familia referimos a una economía pulsional vincular[8], la que a su vez nos lleva a no enunciar a las defensas en términos individuales sino dentro de “un equilibrio interpulsional interdefensivo[9], dinámico y en permanente readecuación”,
- La autoconservación habla de un egoísmo necesario para el sujeto, ¿de qué sujeto hablamos? ¿está constituido el sujeto para poder referir a el?
- Anteriormente R Roussillon había enunciado la clínica del Impasse, a la que en nuestra clínica la relacionamos a los procesos en los que el equilibrio interdefensivo patógeno conduce a un estancamiento libidinal y del proceso terapéutico.
- En uno de sus artículo refiriendo al trabajo de subjetivación historizante necesario en estas configuraciones clínicas, nos enfrenta con la “clínica de lo extremo”, refiriendoa “sectores aun no subjetivados” en búsqueda de la subjetivación posible.
[1] R Roussillon.
[2]“el asesino salvador”, “la que no tendría que haber nacido”, o “el abusador y la abusada silenciosa y tensa”, “la testigo permanente”, “el siempre culpable”, “el soy un desastre” etc)
[3]En las que prima ante situación extremas, apelar a recursos extremos, una tendencia a anonimato, el alivio y la calma,
[4]En las que prima la experiencia de satisfacción, el acceso al principio de placer y la objetalizacion necesaria,
[5] muchas veces en su derivación tiránica,
[6]F Pasche ,
[7] E Grispon,
[8]D Maldavsky.
[9]E Grinspon,