Eduardo A Grinspon

Un pensamiento clínico fruto de los interrogantes frente a los cuales nos posiciona la clínica actual, nos ha llevado a buscar la especificidad de los conceptos aplicable en la Terapia Psicoanalítica de Familia y Pareja (TPFP). Es probable que cada concepto que habita en nuestro patrimonio conceptual  psicoanalítico, no sea reductible en estos términos, sino que es nuestra plasticidad posible la que posibilitará encontrar el matiz singular de cada concepto en su relación a cada pareja o familia. Nuestros pacientes “se presentan” en sesión y nos muestran cómo viven o sobreviven y somos nosotros quienes tenemos que encontrar la adecuación de cada concepto en relación a la posición clínica a tomar.

En nuestro intento de desplegar esta especificidad y frente a la presencia creciente en nuestra clínica actual de patologías narcisistas, nos ha surgido  el interrogante acerca de aquellas problemáticas habitualmente pensadas desde el psicoanálisis individual[1], las cuales por medio de un tipo particular de alianza defensiva y su equilibrio interdefensivo[2] patógeno, al vacilar este y pasar de su estado “exitoso” a “exitoso-fracasado”[3],llegan a la consulta posible accediendo a una terapia de familia o de pareja. Enunciamos un equilibrio interdefensivo pues a partir de nuestra perspectiva clínica, en TPFP las defensas no pueden seguir siendo enunciadas en términos individuales, ya que refieren a la articulación de economías y corrientes defensivas singulares, dentro de una economía pulsional vincular[4] dada en familia y pareja. Este equilibrio por ser pluripsíquico y plurinarcisista, es dinámico y en permanente readecuación.

En términos de cada pareja, este equilibrio interdefensivo mantiene una adecuación defensiva “a deux” (en un “entre dos”) acorde a la singularidad subjetiva de cada miembro y a la propia marca del sufrimiento narcisista[5] padecido y su derivación identitaria. Esta particular configuración vincular, nos llevó a pensar que aquello que durante el tratamiento y en lo manifiesto, surge como una problemática grave y sin salida, en su base sostiene un equilibrio interdefensivo particular o una solución narcisista “a deux”[6]. La vigencia de esta solución, su necesario retornar de un modo circular a la misma escena en las que presenciamos a nuestros pacientes “en personas” atrapados en personajes en posiciones fijas y sin salida, una vigencia “a veces mortífera” en acto de lo actual y la no memoria del proceso recorrido, genera en nosotros un tipo de malestar que referimos a un registro de estancamiento o impasse del proceso terapéutico y fue este escollo clínico el disparador del desarrollo actual.


NOTAS

[1] o singular, acorde al desarrollo a desplegarse.

[2] E Grinspon,

[3] Aplicación del modo en el que D Maldavsky desarrolla   los estados de las defensas a la especificidad dada en familia y pareja. En su estado exitoso no hay motivo de consulta, pero aante la aparición de manifestaciones sintomáticas y sus re-adecuaciones defensivas necesarias, el estado de la alianza patógena se torna exitoso fracasado. En este se mantiene lo expulsado, pero ya la ilusión de omnipotencia o rédito narcisista es relevada por vivencias displacenteras.

[4] D Maldavsky

[5] R Roussillon,

[6] E Grinspon a partir de R Roussillon,