Es la subjetividad del analista la cual desde una posición implicativa, puede aportar la objetalizacion y la reflexividad necesaria para la subjetivación de los agujeros negros narcisistas identitarios clivados o aun no subjetivados en estas soluciones narcisistas “a deux”. ¿Cómo incluir a partir de la vacilación de este equilibrio interdefensivo patógeno y dinámico, la posibilidad de acceder a “honrar el propio dolor padecido en términos singulares”[1]?

Dado este punto de inflexión, frente a estos procesos estancados”, es necesario no perder de vista aquello diferente que se genera en nuestros registros intersubjetivo transferenciales, que a su vez puede posibilitar una salida del impasse en el que se mantienen estas parejas de un modo  invariante a través del tiempo, es decir en un impassé (P Denis).

Nos referimos a la posibilidad de salir de la re-edición sostenida a partir de la articulación[2] inconsciente de garantizarse mutuamente “ser un objeto del dolor producido por el accionar del otro”, y acceder a un tipo particular de “nacimiento subjetivo que posibilite ser sujeto del “propio dolor padecido”, el tiempo necesario hasta acceder a la apropiación de su singularidad subjetiva y las adecuaciones defensivas posibles.

Este modo de abordar el estancamiento o impasse, nos permitió pensarlo como un tipo de articulación defensiva necesaria de sobrevida psíquica “a deux”, cuyo objetivo es posibilitar la transformación de la carencia narcisista presubjetiva y atópica, marca del sufrimiento narcisista identitario padecido por cada uno, en una herida narcisista sostenida en la escena actual de un modo atemporal y producida por un agente responsable frente a un testigo impotente, habitualmente “el analista”, ya que en nuestro desarrollo referimos solo a los procesos terapéuticos que nos implican.

En este escollo clínico la dimensión de estancamiento es “un registro subjetivo transferencial[3] de la persona del analista[4]” y nos habla de un estado duradero de un tipo singular de malestar de cada analista. De un modo generalizante este malestar podría pensarse como una reacción terapéutica negativa, pero en estos casos lo pensamos como “la presencia de la negatividad en la transferencia[5]

Porque la necesaria invariabilidad en los miembros de la pareja sostenedores de estos equilibrios inter-defensivos?

Esta articulación “a deux” y su fijeza e invariabilidad, implica un nuevo equilibrio inter-defensivo que enunciamos como una “solución narcisista a deux”, una nueva solución destinada a sostener la vigencia de la continuidad narcisista de las soluciones identitarias logradas en términos singulares. Es decir que cada uno de los miembros de la pareja ha constituido a partir de su solución posible y lograda, un núcleo identitario sostenido “en acto y en lo actual” a partir de un personaje dentro de escenas fijas, refiriendo a un paradigma relacional[6] de base en el cual estas personas están atrapadas. Es la fijeza e invariabilidad de estas escenas lo que garantiza la eficacia de sus soluciones.

Partir de nuestra escucha familiar y una intersubjetividad innegociable posibilita que nuestro malestar y registros subjetivos transferenciales singulares, no refieran la fijeza de estos personajes a rasgos de carácter, sino que la podamos pensar como una coraza de protección sostenedora de un modo de ser en referencia a su solución de supervivencia psíquica y que mantiene en la base al testigo intrasubjetivo[7] del sufrimiento alguna vez vivido, pero aun no vivenciado o subjetivado. Habiendo sido estos hijos como lo enuncia R Roussillon un testigo privilegiado. ¿Cómo recibimos a este testigo y su presencia en nuestro espacio intersubjetivo transferencial? ¿Un trabajo del negativo relacionado con la supervivencia psíquica? ¿Cómo imaginamos el proceso de este trabajo del negativo en nuestro espacio intersubjetivo transferencial?

¿A qué tipo de negatividad nos referimos?

Este trabajo del negativo refiere a la presencia de un tipo de negatividad, que al hacerse presente en el espacio intersubjetivo transferencial, se torna signo pare el analista en persona implicado subjetivamente. ¿Cómo se hace presente esta negatividad? En la situación analizante constituida, se nos presenta a partir del retorno de lo aun no subjetivado, restos de experiencias traumáticas que en su dimensión cuantitativa retornan en búsqueda de la apropiación subjetiva. En esta transferencia por retorno, se torna posible una transformación de la negatividad radical, lo real inaccesible, en una negatividad relativa y posible,

R Roussillon nos dice que “el analista es llamado a devenir el espejo del negativo del analizando, llamado a sentir aquello que el analizando para no sucumbir a debido repudiar de el mismo. Más que una lógica de la pérdida o aun en paralelo a esta, es una lógica de aquello que no ha podido tener lugar psíquico, aquello que no ha podido advenir a la psique que el análisis esta confrontado, aquello que de este no ha podido ser reflejado de manera suficiente en la historia significativa del sujeto”. Es decir, abriendo la posibilidad que estas escenas nos habiten,  accedemos a intervenciones surgidas de nuestro propio malestar y un tipo de transferencia que Roussillon define como paradojal en la medida en la que se mantiene un movimiento transferencial de retorno de este tipo particular de negatividad: Manteniendo su pulsación y no cesando de insistir en su movimiento en búsqueda del objeto otro sujeto,  conduce a una utilización singular de la disponibilidad de su analista en persona.


NOTAS

[1] E Grinspon , Ya planteado en  “Clínica del sujeto perdido”, Noviembre 2014,

[2] Previamente llamada “acuerdo” inconsciente.

[3] E Grinspon, tipo de subjetividad del analista implicado en el neo grupo terapéutico,

[4] Diferencio la “persona del analista”,  del “analista en persona”  de nuestros pacientes,

[5] R Roussillon, transferencia por retorno.

[6] E Grinspon a partir de lo planteado por Adela Abella.