Nivel de resistencia necesaria. Configuración de alianzas preventivas de índole inmunitaria.

Diferencia entre “no me quiero morir” en su referencia al sufrimiento como organizador y “quiero vivir” en su referencia a un equivalente de lo aún incierto y vital”.

¿Cómo lo transitamos?   

(Este informe es producto de las primeras tres semanas de confinamiento (13-3 al 06-4) y los ejemplos clínicos junto a su evolución en cada proceso los podremos compartir en nuestro grupo de intercambio y reflexión). 

Introducción 

Entre los múltiples matices desde los que podemos intentar abordar y pensar la crisis mundial actual, voy a referirme a lo que día a día voy transitando en ese espacio de interfaz en el que hoy se torna nuestro espacio intersubjetivo transferencial. Digo interfaz para poder pensar el momento pre-sesión, es decir la posición desde la cual iniciamos nosotros como analistas en persona cada sesión, hasta poder escuchar lo que nuestros pacientes aportan desde su nivel de angustia referida en acto a lo actual.  

¿Cómo co-construir de inicio un continente para recibir “en el tempo” necesario estas vivencias hasta acceder a las asociaciones posibles referidas a cada historia singular?  

Referimos a nuestra posibilidad de sustraernos de imperativos supeyoicos tiránicos y no negociando nuestro encuadre interno, acceder a una adecuación del equilibrio interdefensivo que nos implica y posibilitar la  plasticidad de un encuadre que inaugure la opción de diferenciar  “lo actual” sin perder de vista nuestra    apropiación de la historia familiar transmitida. Desde mi posición en sesión como analista en persona y desde el vínculo inter-subjetivo transferencial que veníamos transitando con cada paciente o familia, haber podido  resistir ante lo traumático que irrumpió sin anticipación “en nuestra realidad”, posibilitó sostener la asimetría para que el proceso continúe.  Un tipo de adaptabilidad compensatoria y trófica muy necesaria ante la situación con la que cada proceso nos enfrenta. 

Es un momento en el que los parámetros que sostenían nuestro encuadre han cambiado con diversas consecuencias en nuestra posición y accionar clínico.

Un matiz ya conocido y al cual refieren muchos colegas es el referido al uso de la virtualidad como medio posible de sostener la continuidad de nuestros vínculos terapéuticos.  Partiendo del concepto clínico conceptual que “el vínculo preexiste al conflicto”, en esta situación singular es desde nuestro vínculo “ya co-construido” que vamos a transitar la adaptabilidad al medio virtual posible con sus avatares que todos padecemos. Una diferencia notable es el modo en el que participamos hoy en la convivencia familiar, por ejemplo la presencia imprevista de hijos y mascotas.   

Respecto a la continuidad del proceso, a la que considero una meta fundamental de nuestra posición clínica en la asimetría transferencial, es notable el modo en el que esta continuidad se encuentra afectada por la vigencia en acto de “lo actual”, una dimensión incierta y desconocida que ineludiblemente nos implica. Por ejemplo el brusco cambio de condiciones de trabajo, de producción y acceso al dinero. Esta referencia emerge sin anticipación a muchos niveles, por ejemplo respecto al circulante posible, a los bancos que permanecen cerrados sin poder muchos de nosotros acceder a nuestras reservas, en dueños de empresas con locales al púbico que quedaron sin ningún ingreso. Esto dividió el grupo de pacientes entre los empleados de empresa que trabajan desde su casa y aún siguen recibiendo su ingreso, hasta los que recibían ingresos por su actividad comercial o profesional bruscamente distorsionados. Estos registros traumáticos por inimaginables movilizan diferentes angustias que entran en resonancia con nuestras situaciones personales. Esto me llevo a rescatar mi posición clínica frente a la supervivencia psíquica y la preeminencia del verbo resistir. Una dimensión de la “endurance” que enuncié como resistir durando y durante un proceso. Poder recuperar mis experiencias frente a un tipo específico de sufrimiento  narcisista que en su derivación identitaria refiere a estados límites de la subjetividad y subjetivación, habilitó matices en mi posición en sesión.   En las condiciones actuales una posición en sesión “con memoria y “en espoir” sostiene resilientemente una apertura hacia lo incierto y desconocido que posibilita salir del impasse atemporal. Este matiz de resistencia (endurance) parte de nuestra historia personal, de aquello que hayamos podido hacer con nuestros propios sufrimientos junto a las experiencias clínicas transitadas. Sin caer en la omnipotencias de pensar que hemos de resistir siempre pero sí por ahora. Como corresponde al momento actual, en una temporalidad acotada día por día, a lo sumo semana a semana.  

Propongo compartir nuestra experiencia con este nivel de endurance singular e incluso evaluar hasta este momento (últimas tres semanas) la diferencia entre los procesos que pudieron sostener una continuidad y otros que no pudimos  sostener.  La vigencia de lo actual incierto y desconocido es una dimensión que nos abarca desde los referentes conceptuales del encuadre, hasta nuestras dependencias con nuestros pacientes e incluso ingresos económicos. Dependencias que hasta ahora estaban implícitas pero no las tomábamos en cuenta. Por ejemplo si no vienen nuestros pacientes en los encuadres actuales ¿facturamos la sesión? Personalmente hasta ahora he buscado recuperarla a menos que la ausencia sea resistencial.  ¿Cómo pensamos nuestra situación actual cualitativamente desconocida? Al haber un cambio en la situación global junto a todos los contratos vigentes pensamos en la necesidad de un cuestionamiento acerca de los valores a los que refiere nuestro encuadre. Por ejemplo abandonar el valor numérico y sostener el valor de nuestro proceso inter-subjetivo transferencial. Esta posición nos enfrenta a cuestionar nuestros valores desde una posición asimétrica dentro de nuestro vinculo transferencial. Esto nos posibilita evaluar cada proceso. Por ej una paciente muy comprometida con su análisis y nuestro vínculo, tiene sus locales de venta  cerrados y varios sueldos de empleados a afrontar. Planteó con insistencia interrumpir sus sesiones.  Comencé a dirigirme a la paciente que ya habitaba en mí    (a partir de nuestro proceso) , cuestionando la interrupción y le propuse por dos meses anular los honorarios. Finalmente acordamos y pudimos continuar. En nuestra última sesión comentó que sin haberlo previsto relanzó la venta on line y pudo abonar sus sesiones. ¿Resiliencia a deux? O alianza necesaria para resistir a deux.         

En nuestra clínica 

La situación actual mundial evidencia nuestro desvalimiento dado, 

  • por la falta de inmunidad frente a lo aún desconocido,
  • un desconocido sostenido tanto por la presencia del coronavirus como sus consecuencias inéditas a nivel mundial,    
  • la evidente e inimaginable deficiencia de recursos sanitarios disponibles

Este matiz incierto y desconocido nos lleva a apelar e intentar articular:

  • la presencia de un estado protector,  junto a 
  • nuestra singular posibilidad de resistencia (endurance) ante lo que hemos planteado acerca de la sobrevida psíquica Un paradigma diferente al correspondiente a la vida psíquica. 

¿Por qué apelar a la conceptualización acerca de la sobrevida psíquica? 

Poder pensar a la supervivencia psíquica como un paradigma diferente al de la vida psíquica me permitió recuperar mís experiencias de resistir en sesión y adecuar mi escucha junto a diferentes tipos de intervenciones en estas semanas.

En la sobrevida de un ser vivo priman situaciones extremas ante las cuales, para poder resistir vivo debe apelar a recursos extremos “posibles pero quizás aún desconocidos”.  Por ejemplo en la casa de una paciente  su hijita de 4 años comenzó a circular por la casa con la aspiradora robot diciendo que era su perrito nuevo quien fue nombrado Superman o  mi paciente que pudo inaugurar la venta on line ayudada por una hija, sin haberlo imaginado  antes. Recursos intrafamiliares propios de esta convivencia inédita. 

En el momento actual y siendo estos recursos un factor esencial, nuestro resistir dentro del paradigma de la sobrevida psíquica es un verbo prínceps. En una temporalidad especifica y acotada resistimos “desde lo que ya somos” con lo propio no reductible como un valor para cada uno de nosotros. En el  momento de la irrupción traumatica en acto y a través de lo actual, la temporalidad, mirando el pasado es lo ya perdido o ineficaz , y el futuro al ser desconocido puede llegar a ser un estímulo frente a lo incierto. 

Enuncio ineficaz en cuanto a su eficacia como recurso en el momento puntual de la irrupción traumática que irrumpe en acto y a través de lo actual arrasando nuestras continencias. Es un momento en el que es necesario sostener el continente intersubjetivo transferencial para luego acceder a nuestros contenidos. Por ej    asociar el recuerdo de aquellos que pudieron resistir tanto en la guerra como en otras catástrofes   

¿Cómo resistir ante lo aun inimaginable sin apelar a mecanismos defensivos conocidos? La acción de resistir en condiciones extremas sostiene en sí misma una temporalidad orgánica somato psíquica implícita en el verbo vivir, un tiempo interno singular esencial en la acción de vivir.   

¿Cómo la configuramos en nuestros vínculos tanto personales como transferenciales al no haber “nadie” (es decir sin haber alguien) que sepa y tenga todo lo que estamos necesitando? ¿Cómo abordamos desde nuestra intersubjetividad la endurance necesaria para dar matices al sujeto “nadie” que desde la negatividad insiste en su presencia y en nuestro desvalimiento?   

Si bien hasta ahora he pensado la acción de “resistir en las soluciones de sobrevida” desde lo singular somato-psíquico, en esta situación específica pienso que la opción para resistir frente a lo incierto informe y desconocido es articular “alianzas preventivas de índole inmunitario”. Ante este desvalimiento singular y “mundial” propongo apelar a nuestra disponibilidad subjetiva y recursos singulares para co-generar estas “alianzas de índole inmunitaria”.  Enunciar “de índole inmunitaria” es referir a lo posible para resistir el tiempo necesario en el que no contamos con inmunidad

Desde nuestra asimetría transferencial estas alianzas implican una intersubjetividad ineludible junto a la posibilidad de acceso a circuitos co-alucinatorios tróficos. Es decir un movimiento que partiendo de aquello que en nuestros pacientes pulsa en búsqueda de un objeto otro sujeto y su pulsión, accede a su resonancia en nuestra implicación y respuesta. Un circuito inter-pulsional que al resistir frente a lo incierto y desconocido, nos posibilita acceder a los referentes propios de cada historia personal y sus consecuencias en nuestro proceso clínico.  

¿En que medida nuestra palabra dentro de los espacios intersubjetivos transferenciales porta las bases de la inmunidad necesaria?

Nuestra palabra en sesión no es solo lo que enunciamos desde nuestra subjetividad implicada, sino un aporte dentro de los circuitos co alucinatorios tróficos dados en nuestros vínculos intersubjetivos transferenciales.  Si hay un motivo de consulta   o espacio de sesión, hay en “nuestros” pacientes una posición “en espoir” que se torna pedido para alguien disponible y utilizable Diferenciamos la desesperanza que tiende a la agonía de la desesperación que sigue siendo aún búsqueda si hay alguien que resista en su disponibilidad subjetiva, ese es nuestro desafío actual .

Soluciones patógenas sostenedoras de lo conocido y figurable, generadas en una convivencia inédita a nivel mundial.

Personalmente considero útil diferenciar entre una enfermedad letal o terminal y esta virosis, cuya característica es la alta contagiosidad y el destino funesto esta dado por la falta de recursos sanitarios. ¿Cómo toleramos nuestra falta de recursos sin hipertrofiar lo patógeno de un virus que sigue mutando y adaptándose? ¿Y nosotros? La muerte como opción es sostenida insistentemente por los medios pero enuncia o grita la falta de recursos sanitarios a nivel mundial.  Vivíamos pensando en la inequidad social pero no dudando que alguien tenía y podía. Pero en lo actual ¿quién sabe, puede y tiene?.  

No es lo mismo la muerte a la que hoy referimos, que una mortalidad “legal” refiriendo a la legalidad de los seres vivos.

Esta reflexión me posibilitó diferenciar aquellos pacientes o grupos familiares en los que prima “no me quiero morir” o “me da terror morir solo” de aquellos en los que pudimos co-construir “yo quiero vivir”. Este registro subjetivo transferencial me permitió acceder a las diferencias entre pacientes

  • en los que el sufrimiento es un organizador de sus soluciones narcisistas habitualmente referidas a agentes tiránicos,
  • de otras opciones referidas al vivir y sus recursos frente a lo aún incierto y vital.

Es de jerarquizar que estas opciones han surgido a partir mi propio resistir dentro del circuito co-alucinatorio dado dentro de nuestra intersubjetividad transferencial.  

Entre estas al ir a buscar los momentos puntuales referidos a “querer vivir” en un clima sin tensión, una paciente pudo asociar y aportar en sesión “una pelela a la noche en casa de la abuela que la acompañaba debajp de su cama”, o unas “pasta muy rica que la mama hacia antes de llegar a una  depresión”. Pasta que pudo cocinar en esta cuarentena

 La metáfora inmunitaria vigente en mi posición clínica, me permitió a su vez diferenciar en nuestros pacientes la intención de apelar a la agentividad forzada 

para constituir recursos inmunitarios posibles y conocidos. Es decir lograr un agente responsable que organice nuestro sistema defensivo frente a lo incierto. Las defensas se tornan preventivas ofensivas y si bien logran disminuir el nivel de angustia colocando al virus en uno de nuestros próximos ya conocidos, genera circuitos tensionales de co-excitacion. Estos pueden llegar a la perdida de  movimientos  pulsionales necesarios para resistir vivos el tiempo necesario . 

¿Por qué forzada? ¿No hay siempre  circunstancias que nos fuerzan a estas soluciones?   

 Este interrogante inaugura la diferencia entre un camino en búsqueda de lo conocido sosteniendo por ej un apego al negativo del objeto siendo el sufrimiento un organizador, de otro camino en búsqueda de una diferencia, Matiz diferencial entre la re-edición hacia el más de lo mismo en una temporalidad circular de la re-petición hacia la diferencia como enunciar R Roussillon  

Otras opciones que he notado son 

  • apelar a un equivalente de auto inmunidad mediante un accionar que sostenga una culpabilidad patógena o poniendo el agente virus patógeno dentro de nuestro propio cuerpo. Solución muy complicada porque nos enfrenta con un plus de desvalimiento ya que los recursos médicos están colapsados.
  • Al primar la desmentida exitosa arrojarse en un tipo de fuga y sostener que “cuanto antes me contagie es mejor porque puedo lograr la inmunidad. 

 En sesión en este periodo me encontré interviniendo en el discurso de mi paciente o familia diciendo “es transitorio”,” No es que no quiere, no puede “  y luego ¿cómo resistir ante  este  momento que nadie sabe ni tiene lo que todos necesitamos”’ O ¿mas adelante?  ¿Cuándo? ¿Podemos saber? O “desde lo que uno ya es”.  Es decir nuestra respuesta continente compartiendo lo incierto y desconocido. 

Conclusión   

Este informe es producto de las primeras tres semanas de confinamiento y los ejemplos clínicos junto a su evolución en cada proceso los podremos compartir en nuestro grupo de intercambio y reflexión.