El título de nuestro trabajo articula la supervivencia psíquica y la norma[1]. Más allá que la primera se relacione a catástrofes climáticas, de guerra o familiares, la supervivencia siempre refiere a cierta vivencia catastrófica para ese ser vivo singular, una situación extrema ante la cual debió apelar a recursos extremos. Es pertinente recordar que para R. Roussillon la lógica de sobrevida responde a la lógica de la “anormalidad” es decir no reductible a nuestro modo de pensar habitualmente la articulación desvalimiento y recursos posibles.

Nos centraremos en la especificidad de la supervivencia singular y su derivación vincular en “nuestra clínica de familia y pareja”. Sobrevida psíquica dada en familias en las que lo sucedido y secretado dentro del espacio intrafamiliar, (incesto, abusos sexuales y narcisistas, incestualidad, cuadros psiquiátricos y sufrimientos psíquicos sostenidos sin salida entre otros), adquirió su carácter patógeno a través de la transmisión traumática de lo traumático. Familias en las que en las alianzas parentales priman pactos narcisistas y una comunión de desmentida, no solo de la diferencia de sexos y generaciones sino fundamentalmente de la autonomía narcisista, de la diferencia vivo muerto y de la interdicción a la intercambiabilidad de seres.

Volviendo a la norma, tenemos que diferenciar la norma imperante en el momento de sobrevivir de la norma vigente y necesaria una vez lograda esta. Por la perentoriedad dada como condición para sobrevivir, pensamos a los recursos narcisistas de sobrevida en una interacción dada entre una perentoriedad sostenida por lo tiránico y perversivo de la norma en el medio, incestual, junto a la perentoriedad también tiránica y trófica dada por la autoconservación y el egoísmo necesario.

Es una especificidad clínica en la que nos encontramos subjetivamente implicados ante recursos y soluciones que refieren al singular modo de haber sobrevivido al modo de presencia del objeto otro sujeto y la terceridad necesaria en su condición de posibilidad.  Es decir de algún modo se logró resistir a los climas abusivos, ya sea por exceso o por defecto, y acceder a una “solución narcisista” sostenedora del sentimiento de sí. Éstas operan para cada uno como su marca identitaria, “su modo de ser”, muchas veces enunciada como rasgo de carácter y con la cual se hacen presente en sesión. Este modo de ser es un equivalente afiliativo de supervivencia psíquica, que expresa la síntesis lograda   a partir del abuso narcisista padecido en la transmisión traumática de lo traumático y el modo posible de apropiación de lo transmitido. 

Centraremos nuestra posición en sesión a partir de poder imaginar la supervivencia singular “lograda” en su referencia inevitable a las vicisitudes de la presencia del objeto otro sujeto, la normatividad imperante “para ese sujeto” y “su terceridad” lograda. Insisto referimos al tipo de presencia y no de pérdida o desaparición, un matiz que nos implica dentro de la presencia de la negativdad en estos escollos clínicos. Punto esencial al que luego volveremos. 

Desde esta posición clínica pensamos que en “nuestro paciente” hubo una experiencia traumática especifica en la cual se articuló su “desvalimiento singular” con la posibilidad de “apelar a recursos” a partir de los cuales logró resistir (endurance[2]) y sostener su continuidad narcisista e identitaria. Haber resistido en la paradojalidad apelando a su adaptabilidad frente a un tipo  extremo de sufrimiento[3] narcisista[4] que R Roussillon enuncia como impasse subjetivo existencial o experiencias agonísticas enunciadas por D Winnicot . Esta adaptabilidad se logró en base a recursos que articularon lo propio no reductible a la norma[5] imperante que determinó la terceridad posible en esa situación específica.

En familias incestuales en las que rige un medio perversivo de las diferencias y de lo nuevo, esta normatividad refiere a un organizador que tiránicamente determina las posibilidades de esta adaptabilidad singular. Así mismo pensamos que de algún modo fue posible preservar algo de “lo propio no reductible como parte del sufrimiento vivido –(experiencias somaticas de dolor[6])– más allá de la adaptabilidad anti narcisista[7] en su necesaria referencia al imperativo tiránico. A este imperativo lo pensamos no solo en referencia al Superantiyo de la incestualidad, sino también respecto al super ideal anti yo singular, en su referencia que hace PC Racamier a la posibilidad de pervertir las posibilidades del ideal del yo singular en estas familias.

¿A que nos referimos al enunciar el sufrimiento narcisista en la solución de sobrevida y su derivación identitaria?

Respecto a lo especifico del sufrimiento narcisista, Nos referimos al impasse subjetivo existencial, experiencias agonísticas vividas a partir de la no respuesta del medio dentro del “contrato previsto” en quien subyacía una expectativa o ilusión..

¿Por qué derivación identitara? Si estas experiencias  se prolongan más allá de  cierto límite, el sentimiento de pertenencia está amenazado y con él los ejes del sentimiento identitario.

En el caso que se haya podido acceder a una solución de sobrevida, esta evidencia el esfuerzo y posibilidad del psiquismo singular de constituir una organización defensiva preventiva frente a la amenaza del al retono posible de restos de traumatismos, aun clivados. Nos referimos a restos de “experiencias” de dolor, trazas somáticas del afecto que sometidas al automatismo de repetición, retornan compulsivamente[8] “evitando el encuentro con la necesidad del objeto”.

¿Qué destino tendrá la insistencia de estos restos e ilusión ?

Nuestros pacientes no nacen ni comienzan con el trauma.

Partiendo que todo trauma fue trauma para alguien y de los interrogantes que nos fueron surgiendo pudimos imaginar el siguiente transito:

  • A partir de un estado de desesperanza[9]identitaria o ante la exclusión social[10].
  • Alguien “a su modo” y “como pudo”, para mantener “su” relación narcisista con “sus” objetos significativos.
  • en una retracción que tendió al anonimato y primó la perentoriedad, el “alivio y la calma”[11],
  • Apeló a una adaptabilidad anti-narcisista “a costa de lo propio” o del propio sentir[12],
  • Debió amputar algo de su “propia experiencia vivida” y quedar adherido en “su” medio familiar, al humor y sufrimiento de otro; habitualmente a la calma o el alivio de este otro (o en una referencia identitaria al representante del imperativo social),
  • Pudo constituir una solución garante del no retorno de lo clivado, amenazador de su continuidad identitaria.
  • Pero este resto de “experiencia clivada hacia el yo”[13], está presente, y pulsa en negativo
  • lo clivado“propio –ajeno” ¿un extranjero a sí mismo?
  • trazas cuantitativas de dolor vigentes en la vertiente somática del afecto e inscriptas en el cuerpo.  
  • ¿Qué destino tiene este resto en su insistencia? ¿re-edición hacia un más de lo mismo, o re–petición hacia la diferencia? ¿Cómo “lo encontramos” en el modo de vivir de estas parejas o familias y en el motivo de consulta posible?

Una especificidad en la derivación identitaria posible, valor de la negatividad operante .

  • como producto de la singular capacidad de resistencia (endurance), ante situaciones extremas,
  • surge una derivación identitaria específica,
  • reacción de apego[14] ¿aferramiento? de sobrevida logrado al negativo[15]del objeto posible,
  • Vigencia de lo propio no reductible y el recurso a la negatividad como posibilidad de sostener la continuidad narcisista e identitaria.
  • el rédito narcisista estuvo dado por “su” capacidad de resistir frente a su necesario llegar a ser “alguien para alguien”.
  • “Su solución” es sostenedora del sentimiento de si,
  • “ser lo que sufrieron” en su escena privada[16] en la que
  • aun “en lo actual” el propio sufrimiento mantiene en negativo tanto “la vigencia de lo “des-conocido” o bastardeado por el objeto cuya presencia alguna vez fue esperada, asi como legalidad vigente a la cual referir.
  • En sesión afirmaciones identitarias dentro de nuestro neogrupo[17] intersubjetivo transferencial”,
  • ante “Yo soy” o sus equivalentes, escuchamos Yo soy ¿Para quién?

¿Cómo se presentan en nuestra clínica en TPFP?

Solución a deux. Presencia de la articulación de soluciones de sobrevida psíquica.

Esta especificidad nos posibilitó conceptualizar el hecho que en las parejas en las que prima un pacto narcisista dado por la articulación de estas soluciones, los restos de las experiencias vividas para sobrevivir se puedan transformar en un “entre deux”, en una herida narcisista, referida a un agente responsable y “siempre” deudor ahora presente. Es decir, como enuncia R Roussillon[18] « Cernir el impasse por atribución , el impasse no puede ser tratado  « de soi à soi »,  debe ser compartido por lo menos por más de un otro,  debe implicar al otro a quien es dirigido »

Esta solución “a deux” es un recurso defensivo preventivo ante el retorno de los restos de experiencias de dolor susceptibles de ser reactivadas, que representan  una obligación de integración más allá del principio de placer, ya sea por la reactivación en relación con la actualidad de la vida del sujeto , o en la alianza “a deux[19].

La vivencia agónica tiende a ser alucinatoriamente reactivada. En cuanto no ha recibido el status tópicamente situable, en cuanto no ha sido simbolizada, es sometida a una especie de compulsión de re-petición, de reactivación automática.

Esta referencia a la reactivación alucinatoria es otro de los pilares de nuestra posición subjetiva en sesión

En sesión nos encontramos subjetiva y transferencialmente implicados, en un circuito trans-subjetivo sostenedor de un apego al negativo del objeto, en el cual estos restos no cesan en su insistencia y acceden en lo actual a la dimensión cualitativa del sufrimiento de alguien para alguien disponible

¿quien ? ¿nosotros?

Se hace presente una escena en la cual a partir del “sufrimiento que “hoy padezco”, “mi dolor”, testimonio de los restos propios de experiencias alguna vez vivida que pulsan desde la negatividad, al ser sostenido en lo actual, accede a la dimensión cualitativa de sufrimiento “de alguien” para alguien disponible.

A partir de una transformación pasiva activa “a deux,”al operar las consecuencias de esta reacción de apego a la negatividad, el aferramiento al dolor es un organizador y habitualmente priman la queja, la deuda y el reproche en “referencia” a un otro incuestionable. En esta expresión sintomática en acto y en “lo actual”, un Yo puede activamente reclamar desde una posición de “agente acreedor”, a un agente “siempre deudor”, el sufrimiento vivido a partir de las consecuencias de algo sucedido en una atemporalidad[20] innegociable[21]. Una escena fija sostenedora de la reedicion, en la que ambos miembros están  aferrados en la posición de únicos para el otro

La presencia incuestionable en sesión de esta expresión sintomática, es lo que sostiene “el lugar del objeto” en estas soluciones de sobrevida “a deux” en las que prima un uso doloroso del objeto[22] . Se logra un tipo de intrincación pulsional por lo cual el empecinamiento  en sostener estas escenas fijas pasa a ser un tipo de masoquismo que podría operar como guardián de la vida y no aquel que tendiendo a la desvitalización y a la muerte de la pulsión operara como un masoquismo mortífero.

El tono afirmativo con el cual se enuncian las escenas de lo “no” recibido y que brilla por su ausencia, nos lleva a pensar en el rédito narcisista logrado en estas soluciones, por lo cual el “no” opera en una función positivante[23]. Pensar la condición de posibilidad del negativo del objeto “para alguien” en sesión, que tiene ombligo y habla, nos permite imaginar el momento en que alguien sobrevivió al impasse subjetivo existencial[24], manteniendo lo propio no reductible, experiencia somática del  dolor como  registro de la falla en la presencia del objeto necesitado.

Una secuencia posible pensada dentro de la intersubjetividad transferencial que nos implica,

Desde una posición implicativa que nos posiciona dentro de los movimientos enloquecidos y enloquecedores que se dan en estas parejas o familias, sus efectos nos involucran “más allá del momento de sesión”. Estos efectos o “afectación inter-sesión”, nos llevó a ampliar el concepto de transferencia al de intersubjetividad transferencial, una espacialidad intersubjetiva que nos implica como analistas en persona, en el neogrupo[25] que constituimos y en la que se da la posibilidad de la penetración actuada  del clima toxico “invivible” en el que sobreviven estas familias.

Secuencia posible dada en estos equilibrios interdefensivos,

Experiencia de dolor singular, una dimensión cuantitativa en búsqueda de la objetalizacion necesaria.

 

Al ser esta “en desesperanza” se da un tipo de desvitalizacion representante de la hemorragia libidinal tendiente a lo agónico.

 

Alerta intrasubjetiva[26] que lleva a la desesperación, dimensión humana que enuncia la.

Recuperación pre subjetiva de la condición de posibilidad.

 

Posición singular  de nuestros pacientes ante la cual, nos encontramos implicados frente a diversas opciones entre las cuales distinguimos:

  1. A) rumiación “intrasubjetiva” y posibilidad de instalar un “incorporatintra somático, o
  2. B) apelar a una agresividad necesaria en su función objetalizante, pero degradada a un tipo de violencia con:

 

tendencia a la descarga provocante y convocante ahora de un “otro no otro” necesario, un tipo de doble narcisista y,

respuesta de este otro acorde a su propia posibilidad, dada por su singular solución narcisista de sobrevida psíquica.

 

Configuración en sesión en acto y en lo actual, en un “entre dos”, de una escena entre un acreedor con “su razón entendible por humanos”, frente a “su pulsión” y al objeto “ahora presente y deudor”.

Al darse esta escena en sesión el registro de objeto presente y deudor implica a una terceridad demandada, sostenido en latencia en nuestro malestar o confusión. ¡Este registro ya es un resto y  un  “acceso al trabajo del resto dentro de nuestra intersubjetividad transferencial!.

Posición clínica en sesión. Presencia incuestionable de las vicisitudes del objeto dentro de la negatividad posible.

En sesión estamos subjetivamente implicados ante el “modo posible” de retorno de estos restos de experiencias vividas “presentados” en la fijeza del accionar de estas personas atrapadas en sus personajes. Es nuestra implicancia subjetiva la que puede aportar la objetalización necesaria para acceder al trabajo de representancia[27] y subjetivación historizante de estos restos.  

No referimos al acceso a la verdad imposible, sino a la fragilizacion del equilibrio inter-defensivo a deux, para dar acceso a la posibilidad de subjetivación del matiz singular del sufrimiento alguna vez vivido.

Nuestra endurance (resistir durando y durante el tiempo necesario), memoria y posición activa consecuente y prospectiva, posibilita una transformación pasivo activa terapéutica a partir de la condición de “disponible y utilizable” de la persona del analista. Hacemos extensiva a la transferencia dada en TPFP ante estas soluciones narcisistas “a deux”, lo planteado por R Roussillon cuando enuncia que el analizando ha podido desarrollar una forma de “utilización del analista”, pero una utilización negativa y paradojal. El analizando, en nuestro caso la pareja o familia, viene “como puede” a “hacer entender, ver o sentir aquello que de él no ha podido ser integrado psíquicamente, aquello que ha sido repudiado sin representación, clivado mas que reprimido. Viene a hacer vivir al otro aquello que el mismo no está en condiciones de soportar o resistir de su propia historia, aquello que él no ha podido inscribir en su subjetividad, aquello a lo que ha estado sometido sin poder integrar”.

En estas situaciones transferenciales tan difíciles para nosotros, poder aceptar nuestros asombros y confusiones, sin banalizar de un modo reduccionista nuestra memoria, nos conecta con los momentos del retorno de lo clivado en el modo posible. En lo específico de esta posición clínica, nuestra memoria responde a un tipo de escucha que sostiene un modo singular y activo de dar lugar en nuestro espacio a la dimensión cuantitativa del dolor de alguien, “mi paciente”. Son situaciones clínicas en las que nos corresponde a nosotros sostener la dimensión continente e interrogativa, sin olvidar que nuestros pacientes no nacen ni comienzan con el trauma

 


 

[1] La « norme » et la normativité ne s’établissent pas indépendamment de la situation subjective, elles sont fonction des conditions concrètes des situations vécues et de celle de l’exercice des processus de la vie en leur sein.

[2]D Rose, L’endurance primaire.

[3] R Roussillon, una patología narcisista relacionada con una dificultad en la función subjetivante del Yo. Se sostiene una organización defensiva contra los efectos de un traumatismo primario clivado y la amenaza que su huella, al estar sometida al automatismo de repetición, pueda afectar a la organización del aparato psíquico y de la subjetividad. Son pacientes que más que la carencia en ser están caracterizados por una carencia en el ser.

[4] M de M’Uzan : Vital- identital.

[5] R Roussillon refiere la soluciones de sobrevida a “La psicopatología de la anormalidad » Dice R Roussillon Ma réflexion présente essaye de cerner certaines des logiques qui dominent un monde subjectif confronté à l’impasse du principe de réalité et donc de la norme courante, elle vise à essayer de considérer les nouvelles normes qui s’instaurent alors. La psychopathologie, « l’anormalité », n’est plus alors à rechercher dans la mise en œuvre des « solutions » trouvées pour survivre à l’impasse subjective existentielle et qui sont sans doute les seules ou pour le moins les plus efficaces dans la situation vécue, mais dans le rapport que le sujet entretient avec le fait de devoir les mettre en œuvre. Si, en effet, les quelques solutions de survie que je vais explorer sont « anormales » du point de vue de la logique du renoncement, elles sont par contre « logiques » dans les situations d’impasses existentielles. À situations limites ou extrêmes de la subjectivité, mesures extrêmes.

[6] R Roussillon, Affect inconscient, affect passion et affect signal.

[7] F Pasche.

[8]R Roussillon, Compulsión a la repetición y a la subjetivación,

[9]Chicos golpeados, abusados, lastimados, pendientes del sufrimiento sin salida de quienes dependen, padres violentos, adictos, delirantes etc.

[10] R Roussillon, L’errance identitaire

[11] Lógica de la sobrevida psíquica en su diferencia con la de la vida psíquica en la que hay acceso al principio de placer, la objetalizacion necesaria y la experiencia de satisfacción.

[12]Solución sacrificial, a costa del egoísmo necesario, anti-narcisista a partir de F Pasche.

[13]R Roussillon La loi du plus faible,

[14] R Russillon, Láffect.

[15]“Porque vos” Actualidad Psicológica” 2016,

[16] Adela Abella “paradigma relacional de base  –

[17] E Granjon,

[18]   Respecto a las soluciones a deux con las que nos encontramos en nuestra clinica R Roussillon plantea en La loi du plus faible « Deux processus sont donc ici en cause, d’une part cerner l’impasse la circonscrire, d’autre part l’attribuer. On peut en effet chercher à cerner l’impasse en lui trouvant ou en lui reconnaissant, c’est selon, un responsable, un « coupable », le fait d’une subjectivité humaine incarnée. On passe ainsi du sentiment d’une impasse intrapsychique à celui d’un d’une impasse effet de l’autre, d’un autre, de ses manifestations. Il n’agit pas seulement ici de ce qu’on appelle habituellement projection, il s’agit d’une condition de possibilité de tout traitement, l’impasse ne peut être traitée « de soi à soi », elle doit être partagée par au moins plus d’un autre, elle doit impliquer l’autre, lui être adressée ».

[19] Roussillon : « La situation dont le sujet a dû se retirer pour survivre, celle qui portait l’agonie psychique, ne disparaît pas avec le retrait, elle disparaît du présent, de l’actualité du sujet, mais elle reste inscrite dans la psyché comme toutes les expériences significatives. Et les traces qu’elle a laissées sont susceptibles d’être réactivées, soit en raison de poussées intégratives internes liée à la compulsion de répétition qui représente une contrainte d’intégration « au-delà du principe du plaisir », soit en raison de réactivation en lien avec les situations rencontrées dans le présent, dans l’actualité de la vie du sujet, soit dans l’alliance des deux, l’actualité du sujet venant renforcer la menace d’activation interne des traces traumatiques »

[20] Ch David, solución nostálgica, investimento del objeto en nostalgia, aquello que brilla por su ausencia Objeto nostálgico.

[21] ….sostenida por “siempre vos….”en una referencia al “habría o hubiera”. A su vez el agente “siempre” deudor, de un modo desesperado necesita demostrar a “su supuesto otro no otro”, que “yo no soy ese que vos afirmas que soy”.

[22] C Chabert, “Maintenant il faut se quitter”.

[23] Referencia al objeto nostálgico a partir de CH David en Eduardo Grinspon, “Del apego al negativo a la perversión afectiva nostálgica.”

[24] R Roussillon,

[25] E Granjon,

[26] E Grinspon, “testigo intrasubjetivo del sufrimiento vivido”  citar referencia

[27] R Roussillon,